La enseñanza de la Historia siempre y en todas las latitudes ha sido utilizada por los Estados como mecanismo para la creación de identidades nacionales, de acuerdo a los intereses y objetivos que se plantea cada Estado en particular. Para conseguir este efecto, los países han recurrido de forma activa a la exaltación y el sobredimensionamiento de hechos que les han sido favorables para la formación de su nacionalidad; como las victorias militares, los avances científicos, los descubrimientos geográficos e, inclusive, los éxitos deportivos.
También los países han recurrido frecuentemente a la atenuación y la supresión de hechos que pudieran comprometer una imagen positiva de la evolución histórica de sus respectivos Estados. Son también frecuentes la distorsión, la tergiversación y otras formas de engaño deliberado para lograr el objetivo de formar una identidad nacional fuerte, aún a costa de la verdad histórica.
No obstante esta realidad universal, ¿qué es lo que ha sucedido –y sucede- en Bolivia? Pues exactamente lo contrario. Desde un punto de vista práctico, los contenidos de los programas de enseñanza de la Historia boliviana parecieran estar diseñados para entorpecer o, en definitiva, impedir la formación de una identidad nacional.
En nuestro país la enseñanza de la Historia, basada en libros llenos de vacíos y catástrofes, no hace otra cosa que demoler nuestra conciencia nacional. Se ha destruido la autoestima de las nuevas generaciones mostrando solamente derrotas bélicas en nuestros libros de Historia. Y una cosa debe quedar clara: no es posible enseñar sólo las derrotas de nuestro pasado y pretender que las bolivianas y bolivianos vean a su país vencedor, positivo y progresista.
Sólo los Estados exitosos sobreviven. A lo largo de nuestra historia hemos cometido errores, pero Bolivia no existiría en este momento si no hubiésemos tenido más aciertos que fracasos. El Ejército no existiría si no hubiese tenido más victorias que derrotas; no obstante, ¡Qué difícil es asociar la palabra victoria con Bolivia! Esta es una falsa percepción que debe desmontarse revisando nuestra historia; y vamos a comenzar aquí y ahora.
Incluido por el Ministerio de Educación del Estado boliviano como bibliografía oficial para el examen de ascenso de categoría (Área de Ciencias Sociales)